Somos zombies caminando encorvados y mirando hacia abajo, siempre hacia abajo. Enajenados, perdidos en un universo vacío de contenido mientras buscamos una dosis de felicidad, un gramo de reconocimiento que disfrace nuestra propia realidad.
Mi redención no puede ser otra que erguir mi cuerpo, alzar mis ojos y mirar hacia arriba, siempre hacia arriba, donde quizá nunca debí dejar de mirar.
Mi redención no puede ser otra que erguir mi cuerpo, alzar mis ojos y mirar hacia arriba, siempre hacia arriba, donde quizá nunca debí dejar de mirar.